Aún recuerdo la primera noche
todo fue tan sencillo tan fugas, empezó solo escuchando zumbidos, el ladrar de
los perros algo no tan común en la comunidad en la cual habito, ya había
escuchado historias sobre eso pero, cuando crees que eso te ocurriría a ti o
peor que existiera.
Un día de tantos, fuera de la
rutina que me asediaba día a día, iba en mi auto camino a mi casa, era ya de
noche, una noche tranquila y cálida, las calles estaban completamente vacías
como si en ese momento todo el mundo se hubiera puesto de acuerdo para no salir
de sus casas, de repente en una luz roja, un pequeño lucero que resaltaba en la
plutónica noche, al avanzar ese pequeño lucero parecía seguirme, es solo una ilusión
óptica pensé.
Ya en mi habitación acostado intentando
que el sueño erosionara mis recuerdos de un pesado día de trabajo, ya apunto de
dormir un zumbido ataco a mi sentido, no era como los demás era agudo y fuerte
intente gritar pero de mi boca no surgió sonido alguno, me desmaye.
Me despertó una intensa y
penetrante luz capaz de llegar a donde se anidan los sobresaltos, de repente
dos puntos negros se acrecentaban conforme se acercaban hacia a mí, la luz, los
puntos esos puntos yo intente tocarlos, en ese momento me di cuenta de que no podía
moverme, el pánico inundo mis sentimientos, mi pupila se inundó de miedo, de
repente esos puntos se convirtieron en ojos esos ojos que de improvisto ya tenían
rostro un rostro alargado sin sentimientos, una boca pequeña, como nariz un
hueco en forma de triángulo, piel liza pegada al hueso como si fuese hecho a la
fuerza de un tono opaco, que me observaba con una siniestra inteligencia como si
fuese un rata de laboratorio, ¿Pero?¿eso era para él? Un una rata de
laboratorio.
De repente una voz cálida, gruesa
y a la vez imponente me dijo: tranquilízate no pasa nada pronto todo terminara,
toco mi frente, el miedo desapareció por un momento, pero la cordura me despertó
de sea lo que sea en lo que estaba metido.
Cuando reaccione estaba solo el
lugar tan bien iluminado ahora solo podía ver gracias a una tenue luz que emergía
del suelo, no había puerta alguna, no tenía otra opción mas que caminar y
buscar la forma de salir de ese lugar, estaba desesperado, quería correr pero
el miedo y la precaución me hicieron contar mis pasos.
Entre en una habitación, el miedo
ilumino mi vista unos cuantos seres, no sabía si eran humanos o no pero esos
seres, cuerpos llenos de llagas con grapas en el cráneo, algunos con partes de
sus cuerpos abiertas a carne viva moviéndose, en un esfuerzo por vivir, varios
colgados de ganchos goteando sangre bañando a los demás, el piso se encontraba lleno
de sangre seca, ¿cuánto tiempo ya tenían ahí?, algunos con la piel colgada como
si hubiese sido derretida cual vela, ojos blancos buscando esperanza entre la
sangre del suelo.
Se percataron de mi presencia,
reaccionaron con miedo, pero de momento se percataron de que era ajeno al lugar
, en un intento torpe de acercarse y “comunicarse”, a lo que yo solo escuchaba
gritos, veía como ellos intentaban acercarse a mi dejando de tras pedazos de
carne, marcando el camino de sangre mientras se arrastraban desesperadamente vi
el miedo en su mirada, el mismo miedo que tenía, comencé a retroceder sin
perderlos de vista cuando de repente sentí ellos estaban detrás de mí, todo se puso
blanco, perdí el conocimiento.
Al despertar estaba atado, cada
una de mis extremidades a una plancha de metal frio podía verlos ya no era solo
uno sino tres, los cuales después de verse entre ellos postraron su vista en mí,
lo sabía era mi fin temí lo peor.
Uno de ellos de forma abrupta corto
mis parpados con un desgastante dolor, no querían que me perdiera lo que estaba
a punto de ocurrir, súbitamente un par de luces comenzaron a atravesar cada una
de mis piernas justo por el medio, un conjunto de agujas comenzaron a salir de
la pancha atravesando mi piel llegando hasta mis huesos, comencé a llorar y
gritar de dolor lo sentía todo, uno de ellos con una herramienta parecida a un común
“bisturí” se acercó a mí de manera súbita, gritaba que se detuvieran pero no
hubo respuesta alguna de ellos, el serlo postro “bisturí” en medio de mi pecho
y sin problema alguno comenzó a cortar mi pecho abriendo mi carne viva sentía como
mi pecho se abría mi cálida sangre dejaba un camino mancha de mi tortura sobre
mi cuerpo, siguió y siguió deteniéndose hasta mi estómago, en ese momento desee
la muerte ya no lo podía soportar más, solo quería que todo terminara sabía que
no podría salir de ahí; en ese mismo instante, esa voz cálida, imponente, que
en algún momento me dijo que todo estaría bien me dijo: tranquilo no te
dejaremos morir y esto solo está comenzando; al terminar tan horrendo mensaje él
puso sus delgados y alargados huesos en el corte que había hecho en mí, abrió mi
torso de un solo movimiento lentamente mientras escuchaba como crujían cada uno
de mis huesos. Un pequeño cilindro con unas cuantas púas se postro sobre mi flagelado
vientre y ese ser, como si se tratase de algo casual tomo una parte de mi
intestino, lo coloco sobre el cilindro, y tal súbitamente comenzó a girar enroscando
parte de mi cuerpo vivo en esa cosa.
Mientras tanto esas agujas que atravesaban
mi ser comenzaron a drenar poco a poco cada uno de mis órganos escuchaba, sentía
como mi alma se iba a través de esos tubos, ya no gritaba, ya no pensaba, solo sentía.
Los otros dos tomaron mis manos y
uno por uno arrancaban pedazos de mis dedos, mis huesos siendo arrancados de
manera tan sencilla como si no les costara trabajo alguno, hueso a hueso llegaron
a mi hombro donde se detuvieron.
Los tres ya en frente de mi me observaban,
extendiendo sobre mis ojos llenos de lágrimas y sangre una de sus manos,
metiendo sus dedos en mis cuencas apretándolas con una fuerza bruta y sin
sentido, grite con todas mis fuerzas o eso intente al abrir mi boca sin aliento
alguno, el tomo mi quijada, la arranco de tajo dejándome solo siendo un
cascaron vacío.
Desperté en mi habitación con un
grito ensordecedor, aún era de noche e intente encender la luz pero al intentar
levantarme cai de golpe en el suelo, no tenían fuerza alguna, y me di cuenta, sabía
que lo que viví no era un sueño, temiendo a ser un martajo de hombre me
arrastre hasta llegar al interruptor, encendí la luz, estaba completo.
Sé que no estoy loco y sé que lo viví,
después de un tiempo al recobrar las fuerzas me levante, mi vida siguió en lo más
normal que pude, después de tantos días, cuando me vestía note en mi brazo un
extraño patrón (••• ◘◘ •) en ese
momento esas palabras taladraron mi cabeza la única respuesta a mis suplicas regreso para atormentarme
“tranquilo no te dejaremos morir y apenas está comenzando”.
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