Que tan reales pueden ser las historias
de personas que dicen haber tenido un encuentro con seres de otros planetas,
que pasa con todas esas pruebas fluorescencia, implantes, etc. hoy les traigo
el caso del matrimonio de los Hill, comencemos.
Los Hill un matrimonio
estadounidense, los cuales tomaron gran fama después de afirmar que habían sido
secuestrados por seres extraterrestres entre el 19 y 20 de septiembre de 196, a
lo cual tiempo después fue la causa para que salieran a la luz cientos de casos
de abducción, los cuales dieron a flote una posible realidad que hasta ese
momento era ignorada.
Ellos regresaban de Canadá (donde
ellos habían pasado sus vacaciones) a Portsmouth, iban pasando por la
zigzagueante U.S.3, -antes de las 3 de la madrugada habremos llegado- dijo
Barney, en ese instante la radio de si Chevrolet
Bel Air, habría advertido que un huracán hacia presencia se dirigía hacia el estado de Vermont, lugar
donde ellos se encontraban. –Todo tan solitario y ese huracán- comento Betty, a
lo que Barney intento tranquilizarla diciendo –estanos cerca de Colebrook Allí
podemos comer algo -, comieron algo ligero puesto que Betty deseaba llegar a casa,
al salir del auto Betty miro el reloj eran las 10 y 5 a lo que Barney contesto –no
te preocupes antes de las 3 estanos en casa-.
Tiempo después Barney había tomado
terreno en contra del tiempo a lo que Betty adormilada dijo, -¿ves esa luz
Barney?- el distraído le contesta –Si llevo un ato viéndola de seguro es un satélite-,
la luz que en un principio era lejana y con velocidad constante, pareció girar
y agrandarse, -creo que viene hacia aquí- dijo Betty, detuvieron el auto,
Barney enfoco sus prismáticos directo hacia la luz, la cual en esos instantes mantenía
una dirección errática, regresaron al auto, Barney inconsciente mente aumento
la velocidad, puesto que el también presentía una extraña amenaza.
Una figura de forma alargada y
llena de colores, era un objeto al parecer sólido, sin ninguna similitud con
las naves terrestres, Betty parecía fascinada ante la belleza de dicho objeto a
lo que grito a Barney –detente nunca has visto algo a si- Barney dejo el auto en marcha y al salir
enfoco sus prismáticos.
El resto de la historia se la debemos
al doctor John G. Fuller el cual con hipnosis regresiva reconstruyo lo que fue
posible de lo que ocurrió posterior mente
«En tanto Barney miraba a
través de los prismáticos, el enorme objeto su diámetro tenía la misma anchura
que la distancia entre dos de los postes del teléfono a lo largo de la
carretera dio silenciosamente una vuelta completa sobre la carretera, quedando
sólo a unos treinta metros de distancia de ellos. La doble hilera de ventanas
de aquel objeto era ahora perfectamente visible».
«Barney estaba muy asustado, pero, sin saber por qué, cruzó la carretera, se adentró luego por el campo y avanzó directamente hacia el objeto. Ahora, el enorme disco estaba inclinado en ángulo hacia Barney; dos proyecciones, semejantes a aletas de pez, salían por ambos lados, y tenían luces rojas en los extremos. Las ventanas parecían convexas y se extendían en torno al perímetro del disco grueso y en forma de torta. Seguía sin oírse el menor ruido. Lleno de agitación, pero poseído todavía de un irresistible impulso de acercarse más y más al vehículo, Barney continuó avanzando por el campo, llegando a sólo quince metros de distancia del objeto, que había descendido hasta la altura de las copas de los árboles. Barney no calculó su tamaño, pero se dijo que era tan grande como un avión de pasajeros de propulsión a chorro, o mayor quizá.»
«Barney estaba muy asustado, pero, sin saber por qué, cruzó la carretera, se adentró luego por el campo y avanzó directamente hacia el objeto. Ahora, el enorme disco estaba inclinado en ángulo hacia Barney; dos proyecciones, semejantes a aletas de pez, salían por ambos lados, y tenían luces rojas en los extremos. Las ventanas parecían convexas y se extendían en torno al perímetro del disco grueso y en forma de torta. Seguía sin oírse el menor ruido. Lleno de agitación, pero poseído todavía de un irresistible impulso de acercarse más y más al vehículo, Barney continuó avanzando por el campo, llegando a sólo quince metros de distancia del objeto, que había descendido hasta la altura de las copas de los árboles. Barney no calculó su tamaño, pero se dijo que era tan grande como un avión de pasajeros de propulsión a chorro, o mayor quizá.»
Betty, al
borde de la histeria, gritó a Barney que volviera, pero, prosigue Fuller en su
libro El viaje interrumpido (1966):
«Detrás de las ventanas, Barney ve las figuras; por lo menos media docena de seres vivos. Parecían estar apoyados contra las ventanas transparentes, mientras el objeto descendía hacia él. Estaban agrupados, mirándole. Advirtió vagamente que iban de uniforme. Betty, a casi sesenta metros de distancia, le gritaba desde el coche, pero Barney no recuerda haberla oído.»
«Detrás de las ventanas, Barney ve las figuras; por lo menos media docena de seres vivos. Parecían estar apoyados contra las ventanas transparentes, mientras el objeto descendía hacia él. Estaban agrupados, mirándole. Advirtió vagamente que iban de uniforme. Betty, a casi sesenta metros de distancia, le gritaba desde el coche, pero Barney no recuerda haberla oído.»
A partir de
ese momento, posado ya el objeto en el suelo, Barney intuyó –lo intuyó con la
fuerza de una certeza– que iba a ser raptado. Y sintió terror, pánico.
Temblando, arrancó sus pies, que parecían atornillados al suelo, y salió
huyendo en dirección al coche. Subió en él y, al tiempo que arrancaba, pidió a
Betty que mirara por la ventanilla. El pobre Barney estaba al borde de la
histeria y temía ser perseguido por aquel objeto. Betty dijo luego que miró y
no vio nada. El objeto, aparentemente, había desaparecido, pero cuando miró
hacia arriba todo era oscuridad, no había estrellas y Betty sintió el
escalofrío de saber que el objeto estaba sobre ellos. Y, en efecto, el coche
empezó a vibrar y Betty y Barney, también Delsey, que se puso a gemir casi
histéricamente, oyeron un extraño bip-bip de timbre electrónico. Y ambos
comenzaron a sumirse en una cosquillean te somnolencia. A partir de aquel
momento, quedaron como cubiertos por una especie de neblina.
Algo más tarde, aunque no supieron decir exactamente cuándo, el bip-bip volvió a sonar y a medida que el segundo bip se iba haciendo más sonoro, los Hill fueron recuperando lentamente la conciencia. Seguían en el coche que Barney conducta a una velocidad normal. «Al principio –dijo Betty– permanecimos en silencio; luego yo pregunté a Barney: "Y ahora, ¿qué? ¿Crees ahora en los platillos volantes?: A lo que Barney repuso: "¡No digas tonterías! ¡Naturalmente que no!»
Algo más tarde, aunque no supieron decir exactamente cuándo, el bip-bip volvió a sonar y a medida que el segundo bip se iba haciendo más sonoro, los Hill fueron recuperando lentamente la conciencia. Seguían en el coche que Barney conducta a una velocidad normal. «Al principio –dijo Betty– permanecimos en silencio; luego yo pregunté a Barney: "Y ahora, ¿qué? ¿Crees ahora en los platillos volantes?: A lo que Barney repuso: "¡No digas tonterías! ¡Naturalmente que no!»
Posteriormente salieron de su somnolencia
tomaron el auto y se dirigieron a casa al llegar se dieron cuenta de que eran
las cinco de la madrugada habían tenido un “mising time “
Bueno espero que les haya gustad
siento que me extendí demasiado en este caso si quisieran saber más de él háganmelo
saber al correo de unescritornov@gmail.com
igual si quisieran el libro del doctor Fuller puedo proporcionárselos con mucho
gusto.